“Platon. Las caras del poder” es el nombre de la exposición que se presenta en la galería fotográfica Westlicht, de la ciudad de Viena.
La particularidad de este proyecto fotográfico a cargo de Platón Antoniou, radica en que ha inmortalizado a más de un centenar de líderes mundiales.
Tras las repercusiones que trajo en 2008 un retrato que realizó del entonces Presidente de Rusia (Vladimir Putin), trabajo por el cual ganó el World Press Photo; a Platón se le ocurrió un proyecto inédito: fotografiar a todos los líderes que iban a participar en la Asamblea General de la ONU de 2009.
“Me costó 67 reuniones de todo tipo durante nueve meses, pero al final la ONU me dio permiso para montar un pequeño estudio fotográfico cerca del podio donde los líderes mundiales hablan en la Asamblea General de Naciones Unidas. Esto nunca había pasado antes”, explica.
Durante cinco días inmortalizó a más de 120 líderes mundiales y el resultado es un trabajo cargado de una intensidad y energía que ofrece una radiografía individual y colectiva de la elite política mundial.
Algunos de esos líderes ya no están en el poder, como el italiano Silvio Berlusconi, y otros ni siquiera están vivos, entre ellos el caso más famoso es el del desaparecido líder libio Muammar Khadafy, que posó sentado en un taburete envuelto en joyas y oropeles mientras lanzaba a la cámara una mirada hosca.
“Que Khadafy, que exhalaba poder y desafío en su mirada -rodeado por una guardia personal femenina que intimidaba- muriera dos años después es algo que me causó una gran impresión. Nunca hubiera podido imaginarlo en tan poco tiempo cubierto de sangre y suplicando por su vida”, asegura en una reflexión sobre la fragilidad del poder.









Platon relata que cada líder imponía sus condiciones y a veces apenas había tiempo para darle al disparador de la cámara: “Chávez me dio 15 segundos, creo que tomé una o dos fotos. En ese momento debes de actuar por puro instinto”.
También observó una actitud completamente diferente entre hombres y mujeres al ser fotografiados; las mujeres -como Cristina Kirchner y Michelle Michelle Bachelet- actuaban con mucha más soltura y seguridad.
Los líderes masculinos, en su mayoría con “un ego superlativo”, según Platon, desean tener todo bajo control y de repente se encontraban inseguros ante la cámara, explica, mientras que las mujeres eran mucho más naturales y seguras ante el objetivo.
Platon recalca que las fotografías muestran a los líderes a la altura del espectador, para tratar de “humanizarles” y subrayar que éstos “están al servicio del pueblo, una idea que suena ingenua pero que hay que recordar”.
Aún así, reconoce que no era un proyecto “político” sino “humano”, y que por eso fotografió a todos los líderes mundiales, independientemente de su sistema político y de que algunos eran “crueles dictadores”.